El negocio del pet food en Latinoamérica viene creciendo consistentemente y las empresas fabricantes generalmente se preocupan por ofrecer al mercado productos con un desempeño adecuado que les permita posicionarse en el mercado.

Para poder lograr lo anterior se recurre no solo al uso de ingredientes de calidad sino además a la selección de equipos de manufactura innovadores y formulaciones especializadas. Los productos resultantes de dichos esfuerzos son probados por colonias especializadas de perros o gatos para validar que cumplan al menos con algunos atributos básicos de desempeño.

Por muchos años se han ido perfeccionando los procedimientos de pruebas de desempeño del pet food con mascotas. Existen pruebas básicas que deberían de ser aplicadas no solo a los alimentos que se lanzarán al mercado sino también a los productos comerciales que se fabrican regularmente en las empresas. Algunas de ellas son las de aceptación, palatabilidad, 1ª opción de consumo y consistencia de heces. También en algunos casos específicos los alimentos son evaluados para conocer su digestibilidad.

En alguna otra ocasión me he referido a los protocolos y alcances específicos de dichas pruebas y en esta ocasión hago referencia a las evaluaciones de pet food por humanos. Existen empresas que aplican evaluación de algunos atributos de sus productos en humanos; de manera habitual se toman muestras de alimento durante el turno de fabricación, mismas que son expuestas para la evaluación organoléptica comparativa (al menos en cuanto a color, textura y aroma) con una muestra “meta”. La revisión es hecha por parte de los empleados no solo los de áreas operativas sino también los de toda la compañía. Esta es una excelente manera de revisar la consistencia en la fabricación de los productos y es altamente recomendable; durante el tiempo de evaluación, los empleados contestan un sencillo cuestionario que los lleva finalmente a “calificar” el alimento. Para poder llevar a cabo el procedimiento anterior es importante crear una guía de términos que se usarán para calificar a los atributos del alimento (ejemplo: aroma a tostado, a heno, etc). También se califican las texturas y colores. En conclusión este tipo de programas va creando a lo largo del tiempo una mejor cultura de calidad y conocimiento de los productos que se fabrican en la planta y ayuda mucho a entregar a los tutores de las mascotas alimentos con atributos consistentes no solo para sus mascotas sino también para ellos.